EL
MITO DEL INSTINTO Y EL MITO DE LOS PADRES ADOPTIVOS
Podemos pensar que la maternidad y paternidad no es un hecho biológico natural
como ocurre en los animales; la operación por la cual dos personas le dan vida
a un niño es una operación simbólica. Es una posición que se construye, y en la
que cualquier hombre o mujer puede tener un hijo, pero esto no significa que
haya devenido madre-padre de ese hijo, y que pueda significarlo como tal.
Precisamente por esto es que para sostenerse como padre no es necesario tener
un hijo biológico, también puede ser ADOPTIVO. Las parejas adoptivas, en
la vinculación que establecen resaltan el deseo de hijo, constituyendo la
subjetividad del niño; un deseo que permitirá que el niño viva y crezca, más
allá del INSTINTO.
Este deseo que permite la constitución de ese niño como hijo, puede estar
presente o no estar, o estar con dificultades en las familias con hijos
biológicos o adoptivos, por esta razón pueden aparecer dificultades tanto en la
crianza adoptiva como en la crianza biológica.
Si bien es obvio (en tanto lo general) que hay diferencias en la
paternidad adoptiva y la biológica; también pensamos que cada padre-madre es
diferente más allá de las generalidades (de lo obvio).
El riesgo está en hacer
un mito de los padres adoptivos. En el diccionario, mito remite a
una idealización de un hecho o de un personaje histórico que presenta
caracteres extraordinarios; utopía, creencia reputada como irrealizable.
También mito refiere a fábula, que significa relato falso,
ficción con que se encubre una verdad. El riesgo es entonces: idealizar a
los padres adoptivos, como seres extraordinarios que transitan por un camino
imposible e irrealizable. Pensar que son extraordinarios es hacer una ficción
que encubre una verdad, la verdad de que los padres adoptivos en tanto
humanos, podrán y realizarán algunas cosas, y no podrán otras.
La palabra adoptar, significa: ad: proximidad y optare:
desear; es decir desear
la presencia de algo o alguien (un hijo). En este sentido todos los padres son
adoptivos, y todos los hijos son adoptivos.
EL MITO DEL TRAUMA.
Puede ser parte del imaginario de los adoptantes, la presencia de fantasías,
temores, dudas o fantasmas acerca de los posibles traumas que los niños han
vivenciado antes de la adopción. Esa historia biológica los lleva a preguntar
si esta historia deja huellas o marcas en el niño; es decir, si la
pérdida de la madre biológica, el abandono , el mal-trato , las experiencias
con familia cuidadora, experiencias en hogares, dejan secuelas irreparables.
Cabe aclarar que de lo que sucedió (realidad material) muchas veces no tenemos
noticia ni acceso a ello, algo se inscribió pero no sabemos qué. Hay una
diferencia entre lo que sucedió y lo que se inscribió (la realidad psíquica), y
lo segundo no es copia fiel de lo primero. En un comienzo, cuando se esta
constituyendo el psiquismo del niño, lo que predomina en los primeros cuidados
son las experiencias de placer-displacer o dolor. Los bebés responden a voces,
olores, texturas, que son rasgos desprendidos de la relación con el semejante.
Estas huellas de los primeros tiempos se ensamblan y resignifican. Algunas
experiencias mas o menos afortunadas con la madre originaria, u otras personas,
pueden encontrar continuidad en el encuentro logrado con la familia adoptiva, y
experiencias dolorosas pueden ser reabsorbidas por el tejido psíquico a partir
de cuidados que posibilitan una disminución de las tensiones sufridas.
Por lo tanto, si es que hubo un trauma ¿dónde lo hubo? Podemos pensar que hay
dos escenas (estructura binaria); la primera son las vivencias de displacer o
dolor como signos de percepción, donde algo queda. La segunda escena es el
encuentro con la nueva vinculación adoptiva, donde las significaciones del niño
se encontrarán con las nuevas que construya respecto de las palabras que los
adultos dejen caer en función
de sus propias particularidades. A veces el verdadero valor traumático se va a
constituir con la segunda escena, es decir la segunda crea a la primera.
La noción de pérdida de la madre en el caso de
niños adoptados desde el nacimiento y en los primeros meses, está más del lado
de los adultos que producen significaciones y no del niño, que registra alguna
variación pero no necesariamente deviene en una pérdida.
Si pensamos, en la adopción de niños mayores, sin duda que los nuevos
encuentros adoptivos se ordenan, sobre el trasfondo de lo previamente establecido, de la duración que esto
haya tenido y de la forma en que se realizó.
Lo importante es pensar que el niño en su
vinculación adoptiva queda lanzado a enigmas y teorías, y a partir de las
respuestas a sus preguntas, construirá su historia particular. De allí la
importancia de la preparación previa de aquellos que quieren ser padres
adoptivos.
IMPORTANCIA DE LA INTERVENCIÓN DE LOS PROFESIONALES
EN EL PROCESO DE ADOPCIÓN (E.I.A)
De alguna manera los profesionales que trabajan en los equipos interdisciplinarios
de adopción escuchan diariamente los pensamientos y fantasías de las personas
que quieren adoptar.
Más allá de las evaluaciones, se vuelve importante el acompañar a los
adoptantes durante el proceso abriendo un espacio donde puedan preguntarse y
preguntarle al equipo sobre sus inquietudes, encuentren respuestas y esto
permita enriquecer el proceso adoptivo.
Es importante la posición que el equipo muestre en relación a la adopción, en
relación a lo que referíamos al principio de no mitificar a los adoptantes,
sino en acompañar e ir siguiendo la historia particular de cada una de las
adopciones. Abrir espacios individuales, espacios para la pareja y grupos de
reflexión; que permitan a los adoptantes poder volcar sus pensamientos,
temores, dudas y fantasías (los mitos) y la posibilidad de que se abra una
variedad de respuestas frente a las cuales cada adoptante pueda cuestionarse su
mitología individual y si así corresponde, modificarla o desterrarla.
Juzgados de Familia - Mendoza
Extraído del Boletín Informativo N° X - Noviembre 2005
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